LA MEMORIA COMPARTIDA
Llegué, como muchos otros, con las maletas cargadas de ilusiones. No importarían los sacrificios, nuestra generación tenía una misión: transformar el mundo. Con la edad adecuada para enfrentar cualquier reto, en agosto de 1976 me instalé en la ciudad de Mexicali. Compartíamos el candor de una generación que creía en el futuro, la firme convicción de que la educación era el vehículo primordial para combatir las injusticias y estábamos ávidos de devorar cuanto libro cayera en nuestras manos; así inicié mi vida universitaria. Estudié la licenciatura en Administración Pública y Ciencias Políticas en el periodo 1976-1980; años maravillosos y formativos. Aromas, atmósferas, camaradería, complicidades, amores y sufrimientos inolvidables. Es una remembranza fragmentaria desde mi generación, la que cumplió la mayoría de edad a su paso por la UABC; aspira a recoger el espíritu que nos animaba cuando cruzamos el umbral universitario. Por ello, no es una historia pormenorizada de los asuntos institucionales, tan sólo es el recuerdo de las aventuras y desventuras de uno de sus actores: el estudiantado. O si se prefiere, la biografia universitaria que hoy nos pertenece. Es pues el testimonio de lo que ocurrió entre bastidores.