LAS ENSEÑANZAS DE DON LUIS
Hay una casta de hombres para quienes la ciudad en que viven no tiene existencia real, ni la calle donde está su casa, ni aún su casa misma. Han perdido los ojos. Se ocupan constantemente en devolver al caos todos los objetos que la energía espontánea de las retinas habla logrado discernir. (… )El mundo se les disuelve en leyes generales. Son incapaces de averiguar y de retener los datos que más de cerca les incumben, si no es para hacerlos desaparecer prontamente, re integrándolos en el cuadro del universo. Saben que hay causas, productos y seres sociales; pero nunca saben que sabía Mesonero Romanos: que su barbero se llama Pedro Correa y es natural de Parla, tiene veintidós años, y su padre era sacristán del pueblo. No son curiosos. Posible es que lleguen a escribir buenos libros, pero su trato personal será siempre cosa abominable.
Alfonso Reyes, Cartones de Madrid.