EL SEGUNDO GOBIERNO DE OPOSICIÓN EN BAJA CALIFORNIA (1995-1998)
El l de noviembre de 1995 Ernesto Ruffo Appel transmitía el mando gubernamental a Héctor Terán Terán . El PAN había refrendado sus triunfos electorales de 1989 y se preparaba para gobernar seis años más . En efecto, como producto de las elecciones del 2 de julio de 1989, el sistema político mexicano se había cimbrado con la noticia de que a un candidato de la oposición se le reconocía el triunfo por la vía electoral. Por seis décadas sólo habían triunfado los candidatos del Partido Revolucionario Institucional en las principales elecciones en nuestro país. Pero en 1989 Ruffo Appel inauguraba una nueva época para el sistema político mexicano; claro, como dice Soledad Loaeza, la intervención del presidente Salinas fue “decisiva”(..) para que el PRI aceptara derrotas que hasta entonces parecían impensables.
Después de eso siguieron una serie de alternancias estatales hasta llegar en la actualidad a diez estados y el D.F gobernados por la oposición . En 1995 la ciudadanía apostó por la continuidad política. No fue suficiente un sexenio para que regresara la alternancia a Baja California; entre otras razones, “el estilo personal de gobernar” de Ernesto Ruffo Appel fue uno de los elementos más favorables para el triunfo del segundo gobernador de origen panista, Héctor Terán Terán. Bajo el lema de desarrollar un “gobierno de rostro humano”, el nuevo gobernador intentó avanzar en la negociación y en la conciliación política, con lo cual dio un giro significativo a lo que había sido el primer gobierno de oposición. De entrada, trató de congraciarse con el gobierno federal terminando con una relación que el gobierno saliente dejaba maltrecha, sobre todo, producto de tres años de lucha en torno a la injusta distribución de las participaciones federales. Tendió la mano al
presidente y éste gustoso la aceptó, anunciando una nueva era en las relaciones federación-estado; era evidente que frente a los reclamos de las entidades pudo más el poder político y económico federal. Pero Héctor Terán Terán sólo pudo terminar parte de su mandato, pues la muerte lo sorprendió a la mitad del camino. Sin embargo, los de su gobierno fueron tres años difíciles (a lo que probablemente contribuyó su quebrantada salud) en los que no hubo políticas públicas definidas, sobre todo en el terreno social. La ausencia de políticas claras aumentó las presiones sobre su gobierno, que al final era conducido por su gabinete. Como escribí en otro trabajo: “El domingo 4 de octubre terminó anticipadamente el segundo gobierno panista en Baja California . Un infarto al miocardio segó la vida del gobernador Héctor Terán Terán; las presiones hicieron mella en su debilitado corazón, acabaron con su gobierno y evidenciaron una profunda fractura al interior del Partido Acción Nacional. Apenas el 1 de octubre de 1998 había presentado su III Informe de Gobierno. Murió justo a la mitad del sexenio, cuando las evaluaciones ciudadanas a su gestión mostraban una caída pronunciada en los niveles de aceptación.
Sin duda, la creciente violencia que se abate sobre la entidad pesaba negativamente en el ánimo ciudadano, fenómeno ante el cual los dos gobiernos panistas poco han podido hacer, amparándose en el argumento de que se trata preferentemente de violencia asociada al narcotráfico y, como tal, de jurisdicción federal. Para Terán Terán la promesa incumplida de brindar seguridad-‘Seguridad y confianza para ti’ fue su lema de campaña- se convirtió en una creciente fuente de tensión”. Así, el sexenio concluyó en trienio en medio de una grave debilidad en la conducción estatal.
En este trabajo se desarrolla un balance de la gestión del segundo gobierno estatal de oposición (1995-1998). Por un lado, se analizan las acciones centrales de gobierno y sus resultados; ello permite conocer los cambios y continuidades con respecto a las políticas del primer gobierno panista (1989-1995) . Por otro lado, se pasa revista a los dos procesos electorales que tuvieron lugar bajo la administración teranista y que sirven de indicadores de la evaluación ciudadana sobre el desempeño gubernamental de Acción Nacional.