La figura de candidatura independiente en la etapa contemporánea es reciente en México (legalmente reconocida). Desde 1946 el sistema de representación política se circunscribía a los partidos políticos; hasta el 9 de agosto de 2012, fecha en que se reformó la constitución política, los candidatos sin apoyo de algún partido político hicieron su aparición en el panorama político nacional. La primera experiencia fue en las elecciones federales intermedias de 2015. El 7 de junio hubo elecciones concurrentes en 16 entidades; pese a las restricciones normativas, un total de 111 candidatos(as) a cargos locales y 22 a diputados federales lograron participar. Al final, 6 de ellos (5 en las entidades y 1 como diputado federal) lograron el triunfo e inauguraron una nueva etapa en la historia política nacional. De esas vicisitudes y paradojas trata el presente artículo.
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